El joven había estado luchando internamente durante muchos años, hasta que finalmente había alcanzado un punto de desesperación: “¿Tiene algún sentido la vida? ¿Se pueden encontrar realmente la verdad y la felicidad duradera?” Estas preguntas lo perseguían durante sus horas de vigilia y de sueño. Desesperado, decidió unirse a la marina mercante, esperando escapar de su tormento mental durante el viaje.

Mientras esperaba en la ciudad de Nueva York por un barco con una litera disponible, fue a una tienda de libros y encontró una sección acerca de la filosofía de India. Buscando siempre respuestas atentamente, pensó que tal vez las encontraría allí. En este punto de nuestra historia, el joven (sí, era Swami Kriyananda) vio por primera vez Autobiografía de un Yogui, y comenzaron a fluir las olas que dieron forma a su destino.

La foto de Paramhansa Yogananda en la portada parecía extrañamente familiar, y lo conmovió en gran medida. “Nunca había visto un rostro irradiándome tanta bondad, humildad, y amor,” escribió más tarde. Sin embargo, al observar que el libro estaba dedicado “a la memoria de Lutero Burbank, un santo estadounidense,” pensó, “¿Un santo estadounidense? ¡Qué absurdo!” Puso la Autobiografía nuevamente en el estante. En su lugar compró un volumen delgado del Bhagavad Gita. Pero las olas de su despertar espiritual ya habían comenzado a extenderse.

El Bhagavad Gita (pulse aquí para ver el enlace en inglés) lo inspiró. Sin embargo, el joven Donald Walters (como era conocido entonces) seguía decidido a ir al mar. Enseguida regresó a Nueva York a continuar su búsqueda de un barco con una litera disponible. A pesar de sus intenciones, el hermoso rostro del maestro de yoga en la cubierta de la Autobiografía seguía llamándolo, y por más que lo intentase, no podía sacarlo de su mente.

Caminando en las inmediaciones de la librería donde había visto el libro por primera vez, sintió un poder real que lo empujaba hacia la tienda. Al principio asombrado, y luego con una creciente emoción pensando que alguna fuerza invisible del destino lo estaba guiando, compró la Autobiografía. “Y luego,” escribió más tarde, “comenzó la aventura literaria más emocionante de mi vida.”

Durante tres días Walters apenas comió o durmió, pero leyó el libro sin parar. “Autobiografía de un Yogui sigue siendo el mejor libro que he leído,” escribe Swami Kriyananda en su propia autobiografía, El Nuevo Sendero (pulse aquí para leer el libro en inglés). “Una lectura atenta fue suficiente para cambiar toda mi vida. A partir de ese momento, mi ruptura con el pasado fue total. Tomé la decisión de seguir la enseñanza de Paramhansa Yogananda al más mínimo detalle.”

Las olas de despertar estaban ganando impulso, pero todavía había más por venir. Tomando el primer autobús de Nueva York a California, donde vivía el Maestro, Kriyananda viajó cuatro mil ochocientos kilómetros durante los siguientes cuatro días y noches para encontrar al hombre que él ahora sabía que era su gurú. Finalmente, el 12 de septiembre de 1948, Swamiji estuvo de pie frente a Yogananda.

“¡Quiero ser tu discípulo!” fueron las palabras que brotaron irresistiblemente de su corazón. Después de algo de discusión, durante la cual Yogananda estaba sin duda leyendo intuitivamente la consciencia del joven, el Maestro respondió, “Tienes buen karma. Puedes unirte a nosotros.”

Yogananda hizo que su nuevo discípulo se arrodillase, y con gran poder espiritual, le otorgó su bendición. “Increíblemente, a partir de ese momento,” escribió luego Kriyananda, “mi consciencia fue transformada de alguna manera que permeaba todo.”

Simultáneamente en ese momento un gran pulso de bendición debe haberse extendido al mundo, creando una ola de despertar espiritual que tocaría almas receptivas en todos lados. Si esto no fuese verdad, yo hoy no estaría escribiendo este blog, y tú no lo estarías leyendo.

Porque en ese día lejano hace setenta y dos años, yo era una niña de un año de edad, viviendo a tres mil doscientos kilómetros de distancia en el Medio Oeste de Estados Unidos. Esa ola debe haberme alcanzado, ya que después de leer Autobiografía de un Yogui veinte años más tarde, yo, también, hice el largo viaje hasta California, para estudiar a los pies de Swami Kriyananda, discípulo directo de Paramhansa Yogananda. Mi vida, también, nunca ha sido la misma a partir del momento en que ese libro llegó a mi vida (pulse aquí para ver el enlace en inglés). Comencé a aprender acerca del discipulado con un gran discípulo.

Ahora las olas de despertar espiritual están alcanzando tu vida y mucho más allá. Puestas en movimiento en esa tienda de libros hace mucho tiempo, estas olas continuarán fluyendo hacia playas lejanas más allá de lo imaginado. Gracias, querido Swamiji, por ser una ola transportadora para tantas almas, y por acercarnos al gran océano del Espíritu. Que las bendiciones de ese primer día en que te arrodillaste frente al Maestro en discipulado fluyan hacia afuera por siempre, llevando luz, esperanza, y despertar a las almas en todos lados.

Con devoción,

Nayaswami Devi

P.D.: Pueden disfrutar este video tributo a Swami Kriyananda, “Una Vida en Dios (pulse aquí para ver el video en inglés).”

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