Poco sabía yo, ese primer día que llegué a Ananda Village (pulse aquí para ver el enlace en inglés)—el 4 de Julio de 1969—que mi verdadera educación, y de hecho, mi verdadera vida estaba a punto de comenzar. Tenía veintidós años, acababa de terminar la universidad. Hasta ese entonces básicamente había pasado toda mi vida escuchando a los profesores que me proporcionaban datos, cifras, teorías y fórmulas. Aunque había sobresalido en mis estudios, estaba cansada del tipo de educación que se imponía desde afuera, sin siquiera arañar la superficie de lo que realmente quería saber.

Esto ahora iba a cambiar muy rápidamente. Mientras escuchaba a Swami Kriyananda impartir las enseñanzas de Paramhansa Yogananda, dentro de mí se empezó a desarrollar una nueva comprensión de la vida. Fue como si se abriera una puerta en mi consciencia, y comencé a darme cuenta de cuánto había que aprender: acerca de mí misma, sobre la naturaleza de la realidad, sobre el verdadero propósito de la vida.

No fueron solo los temas que Swamiji abordó, sino la forma en que los enseñó: buscando siempre despertar el entendimiento innato dentro de cada uno de nosotros. Luego explicó que toda verdadera sabiduría es smriti (pulse aquí para ver el enlace en inglés), o memoria, y que un maestro iluminado trata de ayudar a sus estudiantes a recordar lo que ya saben dentro de sí mismos.

Recuerdo una de las primeras charlas en la que planteó la pregunta: “¿Qué lecciones se supone que debemos aprender en esta gran escuela de la vida?” Qué pregunta maravillosa, y qué respuestas maravillosas dio: “Cómo ser feliz en ti mismo”; “Cómo llevarse bien con los demás”; “Cómo ser útil y no perjudicial en lo que haces y en la forma que tratas a los demás”; y “Cómo estar calmo cuando el mundo parece estar desmoronándose a tu alrededor.”

Swamiji continuó diciendo, “Todas estas cosas te ayudarán a alcanzar el estado de estar centrado desde el cual podrás elevarte a tu vibración más alta.”

Entonces, ¿cómo sabemos cuáles son nuestras lecciones en particular en esta vida? Por supuesto, serán distintas para cada uno de nosotros dependiendo de nuestro karma. Aquí hay algunas guías para identificarlas:

  1. Observa los problemas que aparecen en forma repetida y que te dejan intranquilo o inseguro de ti mismo. ¿Cuál es el hilo conductor?
  2. Encuentra áreas en ti mismo que tiendan a producir desarmonía con los demás. ¿En qué situaciones no puedes ver las realidades de los demás?
  3. Se consciente de las veces en las que sientes que estás comprometiendo tu integridad. ¿En qué áreas de la vida te permites bajar tus estándares de comportamiento?
  4. Cono honestidad, saca a la luz cosas que tratas de esconder de ti mismo, de los demás, y de Dios. ¿Por qué no confías en que Dios te ve y te acepta exactamente como eres?

Luego de considerar lo que viniste a aprender, aquí hay algunos consejos para ayudarte a manejar tu “planificación de la clase”:

  1. Si un problema surge repetidamente, tan pronto como empiece a afirmarse, céntrate y toma el control antes de quedar atrapado. Sé proactivo, no reactivo.
  2. Visualízate manejando la situación de forma calma y efectiva. Los corredores de maratón a menudo se visualizan a sí mismos cruzando la meta con un objetivo de tiempo específico en mente. Visualízate pasando con éxito las pruebas de tu vida.
  3. Comprométete a aprender tus lecciones y a cambiar. Tomó mucho tiempo crear los problemas que tienes ante ti. Ahora dedica el tiempo y la energía necesarios para superarlos.
  4. Examina tus fortalezas interiores para ver cómo puedes usarlas para apoyar las áreas en las que necesitas ayuda. Aprovecha tus éxitos y ganarás confianza en el camino. Y
  5. Quizás lo más importante, ora por la gracia de Dios para que te ayude a entender tus lecciones karmicas y para que te de la claridad interior para aprenderlas bien.

No te sientas abrumado por lo mucho que puedas necesitar aprender. Nos han colocado en esta “gran escuela de la vida” para encontrar la dicha y libertad de todas las limitaciones. Sabe que el Maestro Divino ha estado extrayendo silenciosa, amorosa  e incesantemente tu propia sabiduría innata para ayudarte a pasar todas tus pruebas.

Swami Kriyananda escribió: “Cuando los problemas te asedien, busca tanto su causa como su solución en ti mismo… No te amargues con la complejidad de la vida, busca la simplicidad divina de la unidad con el gozo de Dios.”

Al final del día, ¿qué se supone que debemos aprender? A amar. A confiar. A encontrar gozo en todo. Entonces podremos decir con sencillez “He aprendido lo que quería saber. Ahora estoy listo para ir a casa.”

Con el amor y gozo de Dios,

Nayaswami Devi

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