Recientemente leí una historia real acerca de una mujer que estaba cuidando a su hijo en el hospital después de una cirugía larga y difícil. Tres días después del procedimiento, el niño seguía con mucho dolor, y la madre afligida no podía dormir. Mientras caminaba sola por los pasillos vacíos del hospital a las tres de la mañana, lágrimas de preocupación corrían por sus mejillas.

De repente escuchó una voz amable que le preguntaba, “¿Qué te sucede?” La mujer fue tomada por sorpresa, ya que no había visto ni escuchado a nadie acercarse. Al volverse, vio a un viejo conserje trapeando el piso. Rebosaba tanta amabilidad y calma que ella se encontró contándole todos sus problemas.

“Puedo sentir tu fe,” dijo él, “y esta historia tiene ondas, como una piedra arrojada al agua. Sabe que todo esto es parte del plan de Dios.”

Él le dio una suave palmada en el hombro y continuó trapeando el pasillo. De repente, ella sintió una oleada de calma y tranquilidad que la invadía. Cuando regresó al cuarto de su hijo, finalmente pudo dormir un poco. Al amanecer, el dolor del niño casi había desaparecido.

Ella quiso agradecer al conserje por su amabilidad, pero cuando intentó contactarlo, los registros del hospital indicaban que nadie del personal coincidía con su descripción. En su hora de necesidad, la mano amorosa de Dios había intervenido para brindarle consuelo.

La semana pasada, Jyotish llamó a su blog “Ten un Poco de Fe.” Hay otra forma de decir esto. Swami Kriyananda escribió: “Relájate hacia arriba, hacia el ojo espiritual en la frente.”

Cuando te enfrentes a una situación desafiante, en vez de tensarte y contracturarte, intenta alejarte del problema. Permite que tu energía fluya con calma hacia arriba hacia el ojo espiritual. Deja que tu consciencia descanse allí, y confía en que estás rodeado y protegido por la luz de Dios. En Autobiografía de un Yogui, Lahiri Mahasaya dice, “Sintonízate con la activa Guía interior; la Voz Divina tiene la respuesta a todos los dilemas de la vida.”

Tal vez hayas tenido un encuentro difícil con otra persona. En vez de reaccionar emocionalmente e intercambiar palabras de enojo, retírate interiormente por un instante y respira profundamente unas cuantas veces. Vuélvete consciente de la energía en el centro de tu corazón, y deja que fluya hacia arriba, hacia el ojo espiritual. Siente que te estás relacionando desde ese punto en ti hacia ese punto en la otra persona. Una vez que comience este proceso, descubrirás la forma de reestablecer la armonía.

Cuando las circunstancias de cualquier tipo produzcan estrés o ansiedad, no te dejes llevar por la espiral descendente de la preocupación y el miedo. Recuerda lo que el mensajero divino le dijo a la mujer en el hospital: “Sabe que todo esto es parte del plan de Dios.” Relájate hacia arriba, y ofrécele todo a Dios. Confía en que pase lo que pase es parte de ese plan.

Crea conscientemente momentos de tranquilidad y relajación ascendente durante el día. Trata de construir una fortaleza de paz a tu alrededor durante los momentos tranquilos de tu vida. Entonces cuando el enemigo ataque con sus soldados del miedo y la preocupación, podrás vencerlos. Con el tiempo descubrirás que los baluartes de tu calma y fuerza interior pueden resistir cualquier asalto.

Finalmente, y lo más importante, aprende a relajarte hacia arriba en meditación. Cuando te sientes a meditar, relájate conscientemente: primero libera las tensiones en el cuerpo; luego las preocupaciones de la mente; luego las implicaciones emocionales del corazón; y finalmente, cualquier bloqueo restante a los que se aferra el ego. Libera estos charcos de energía atrapada en una corriente que fluye hacia arriba en la columna hacia el ojo espiritual. Como escribió Swamiji, “No trates de forzar tu concentración hacia ese punto. Más bien, piensa en él como el centro natural de ser.” Una vez que te acerques a la meditación, no con tensión, sino con un flujo ascendente de auto-entrega, se sentirá natural descansar en la paz interior de Dios.

Entonces, recuerda relajarte hacia arriba. Quizás en tu propia hora de necesidad, o en cualquier momento inesperado, encontrarás un regalo bendecido de la Mano Divina.

Tu amigo en Dios,

Nayaswami Devi

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