Un amigo me escribió recientemente pidiéndome consejo sobre unos problemas en su trabajo, el cual se desarrolla en un ambiente competitivo donde los demás perturban la armonía, compiten en formas desleales, y se toman el crédito por trabajo que ellos no han hecho. Mientras que esto fue expresado como un problema personal, en realidad es casi una experiencia universal, que se puede encontrar en familias, gobiernos, y, de hecho, en grupos en todos lados. Traté de responder su pregunta en dos niveles, primero desde el nivel del ego, y luego desde el nivel espiritual, del alma.

Al nivel del ego, siempre habrá enfrentamientos de este tipo. Cuanto menos evolucionada espiritualmente está la gente—o dicho de otra manera, cuanto más apegada está a su ego—más tratará de inflarse a sí misma incluso a expensas de los demás. Están buscando reafirmar su propio valor, y continuarán haciéndolo mientras sientan la necesidad de inflar sus egos, que son inherentemente vulnerables.

Las dinámicas grupales se vuelven particularmente complicadas porque, con gente a diferentes niveles de madurez, los choques de egos pueden volverse especialmente turbulentos. Es inútil esperar que los demás sean más maduros de lo que son para que encajen mejor en el patrón de tus propias expectativas. A nivel del karma de masas, tal como el que tiene las naciones, generalmente lo mejor que podemos hacer es elegir nuestras batallas y monitorear estrictamente nuestra propia conducta para asegurarnos de que sea correcta. Usa el sentido común y haz lo que parece apropiado, pero no te vuelvas expresamente apegado a los resultados. Si basas tu bienestar en expectativas poco realistas, estás destinado a andar por un camino largo y confuso de frustración e ira.

Ahora, desde el nivel del alma: El progreso espiritual puede definirse como el alma volviéndose más desapegada del engaño de la separación de Dios. Deberíamos aprovechar cualquier cosa que nos ayude a conseguir ese objetivo aunque pueda no sentirse agradable. Dios crea un drama extremadamente atractivo, con grandes escenas del bien y el mal, victorias y pérdidas. Nuestro trabajo es tomar el camino menos transitado: elegir con determinación el sendero que nos aleja del ego y nos lleva hacia la libertad del alma. Aquí tenemos algunas herramientas:

1) Meditar: Sin meditación, el alma continúa siendo atrapada por el llamado del magnetismo del mundo, que tira hacia afuera y hacia abajo.

2) Orar a Dios y a los Gurús para que guíen tu razón, voluntad y acciones para seguir el camino correcto en todo.

3) En un estado de calma, trata de despertar tu intuición, la inteligencia de tu alma. Es tu guía más segura. Cuanto más prolongada y profundamente puedas mantener tu atención en el ojo espiritual, más te llegarán las respuestas correctas.

4) Actúa siempre con total sinceridad y honradez. Esto atraerá a las leyes del dharma para que den poder a tus acciones. Si eres egoísta, desagradable o adharmico, perderás este poder.

Sadhu Beware! by Swami Kriyananda

Swami Kriyananda, Kumba Mela, India, 1960.

5) Lee el libro de Swami Kriyananda  Sadhu, Beware!, donde da muchas ideas sobre cómo superar al ego.

Por último, está conforme con tus circunstancias. La felicidad o la infelicidad es una serie de elecciones que haces cada día. Si como dijo Paramhansa Yogananda, entendemos que “este mundo fue hecho para nuestro entretenimiento y educación,” entonces podemos ver que todo es, de una u otra forma, una expresión del amor de Dios.

En amistad divina,

Nayaswami Jyotish

AnandaEspanol.org