En su último blog, Devi escribió sobre el tema de la calma, diciendo: “Cuando sientas que una situación kármica se repite en tu vida y se acerca a ti de nuevo, haz los ajustes mentales, o de comportamiento necesarios, mientras aún tienes la libertad para hacerlo.  Cuanto antes puedas hacer auto ajustes al principio del proceso, menos poder tendrá el karma sobre ti.” Esta es la forma correcta de pelear nuestras batallas kármicas. Pero hay ocasiones en las que la decisión más prudente es firmar un tratado de paz y retirarse de toda actividad.

A primera vista, la paz y la calma—dos de las ocho cualidades de Dios—pueden parecer similares, pero en realidad son bastante diferentes. Swami Kriyananda lo dice de esta forma: “La paz es el cese relajante de toda agitación de los sentimientos, mientras que la Calma es dinámica, y es el núcleo silencioso y esencial de la creatividad, del amor impersonal, y de la sabiduría divina.”

Cada una de estas “herramientas actitudinales” se necesita en diferentes momentos, así como el cinturón de herramientas de un carpintero necesita tanto un martillo como una sierra. La calma es buena durante la actividad, pero la paz, como el dormir por la noche, no llegará hasta que nos relajemos.

Hay una historia maravillosa que ilustra la paz que viene con el cese del conflicto. Es diciembre de 1914, cinco meses desde el inicio de la Primera Guerra Mundial, y más de un millón de jóvenes han muerto. Los dos bandos han excavado trincheras opuestas, con una tierra de nadie mortal en el medio. En Nochebuena, los ingleses escuchan a cientos de voces alemanas cantando “Stille Nacht, Heilige Nacht.” Lo ingleses responden cantando “El Primer Noel,” y “Silent Night (Noche de Paz, pulse aquí para ver el video en inglés).” Con entusiasmo y alegría, cada lado aplaude los esfuerzos del otro. Intercambian villancicos hasta

altas horas de la noche, y finalmente cantan al unísono. Luego, los soldados rivales de cada lado salen de sus trincheras para intercambiar regalos, alimentos valiosamente atesorados, y fotos de seres queridos. Incluso adoran juntos y dicen los últimos ritos por los muertos de ambos lados. Por desgracia, a la mañana siguiente, obedeciendo a sus líderes, reanudan la sangrienta batalla.

Durante unas pocas horas la unificadora Consciencia Crística (pulse aquí para ver el enlace en inglés) había obrado el milagro de la paz. Nosotros, también, haríamos bien en aprender el arte de declarar la paz cuando encontramos nuestras mentes llenas con proyectos y preocupaciones, conflictos y negatividad. ¿Realmente nos trae felicidad toda esa actividad mental?

¿Cómo podemos alcanzar la paz interior? Es fácil de encontrar en la quietud de la meditación profunda. Si observas con calma tus pensamientos y emociones, comenzarán a disminuir como la niebla bajo el sol de la mañana. Cuando observes algún remolino de pensamiento o sentimiento, simplemente déjalo desvanecerse. Aquellos de ustedes que practiquen la técnica de Jong So (pulse aquí para ver el video en inglés) de observar la respiración ya habrán desarrollado estas habilidades.

A medida que continúes retirándote, verás más y más dentro de áreas sutiles de tu mente. ¡Deja ir todo! En la quietud interior entenderás que mientras tu ego quiere permanecer inquieto, tu alma quiere descansar en la paz de Dios. Gradualmente, la paz se vuelve supremamente atractiva, y ya no querrás regresar más a la “tierra de nadie” de los impulsos mundanos.

Nuestras actitudes interiores magnetizarán también cambios exteriores. Si tienes un aura de paz, el mundo entero se volverá pacífico en tu presencia. Los anteriores “enemigos” que te perturbaban ya no sentirán la necesidad de defenderse. Entonces regresarán las amistades, la risa mutual reemplazará a las viejas heridas, y la gentil belleza de la paz se esparcirá como las flores silvestres en primavera.

En paz,

Nayaswami Jyotish

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