Llegamos a Delhi, India, hace unos días y hemos estado al mismo tiempo superando el desfase de horario, instalándonos en un nuevo apartamento, y ofreciendo energía a un apasionante proyecto que Ananda está desarrollando aquí. En caso de que no lo hayan escuchado, un equipo dinámico está trabajando para crear el Instituto Yogananda, un centro de aprendizaje abierto a toda la gente en todos los niveles de interés espiritual para compartir la sabiduría, técnicas y herramientas del Maestro para la vida diaria.

Con el tiempo este instituto se convertirá en una Universidad de Yoga, donde ofreceremos cursos, no solo sobre las ciencias del yoga, sino también sobre su aplicación en la vida diaria. Por ahora, estamos desarrollando un curso exclusivo de tres días llamado “Viviendo el Gita,” basado en la explicación del Maestro (pulse aquí para ver el enlace en inglés) del significado y simbolismo más profundo del Bhagavad Gita.

El entusiasmo y la energía que rodean este proyecto son electrizantes. Luego de una reunión en la cual debatimos ideas para el futuro crecimiento del Instituto, comencé a sentir su potencial y me di cuenta de que su alcance era mayor al de cualquier cosa que hubiésemos hecho antes.

Una sombra de duda comenzó a deslizarse en mi mente: “¿Podemos realmente hacer esto? ¿Está más allá de nuestras capacidades?” Luego miré una foto del Maestro en una pared frente a mí y sentí una calmada confirmación fluyendo de sus ojos. Entendí que además de los esfuerzos que estamos poniendo para crear el Instituto Yogananda, son la gracia y el gozo divinos los que lo llevarán adelante y lo harán rendir sus frutos.

A lo largo de los años, hemos formado parte de muchos proyectos nuevos a medida que Ananda se ha expandido globalmente. Algunos de estos emprendimientos han tenido éxito y florecido, mientras que otros no. Al pensar acerca de los factores que levan al éxito o al fracaso, comenzó a emerger un principio subyacente.

“Gracia Sorprendente,” por Nayaswami Jyotish.

Yoganandaji lo expresó perfectamente: “Dejo que Dios me guíe en todas las cosas, y solo puedo hacer lo que Él pide. Si trato de forzar algo de la Divinidad, no operará a través de mí.”

Swami Kriyananda lo llevó un paso más lejos: “El esfuerzo humano es necesario, pero ese esfuerzo debe ser en cooperación con la voluntad de Dios. De hecho, ese esfuerzo es necesario, como un medio para remover alguno y todos los obstáculos creados por el ego para la luz del sol de la gracia de Dios. Sin embargo, más allá de ese punto, el propio esfuerzo solo fortalecerá al ego.”

Y mi querida amiga, Ofelia Sánchez, acerca de quién escribimos en un blog anterior lo expresó de esta forma: “Cuando hagas algo, hazlo con este pensamiento: ‘Con Dios, por Dios, y para Dios.’”

Sean cuales sean tus objetivos en la vida, recuerda primero alinear tu voluntad con la voluntad de Dios. Luego:

1) Siente que Él está actuando a través de ti.

2) Atrae Su gracia para que infunda y sustente tus esfuerzos.

3) Ya sea que tengas éxito o no, ofrécelo todo de vuelta a Él.

Este mundo es una escuela. En todas las clases de la vida, la lección más importante es darse cuenta de que Dios es tanto el Hacedor como el Hacer. Debemos hacer nuestra parte, pero la vida que fluye a través nuestro y nos ayuda a cumplir nuestros objetivos es de Él.

Que todos tus planes y los planes para el Instituto Yogananda sean bendecidos con Su gracia.

Tu amiga en Dios,
Nayaswami Devi

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