Esta es una historia que se me ocurrió para nuestra clase sobre sintonía durante la Semana de Renovación Interior. (Este es el enlcace para oir las clases en inglés.)
Un maestro le da un mapa a cada uno de sus estudiantes y les dice, “Este mapa lleva a un gran tesoro. Todos sus mapas son diferentes, pero todos los llevan al mismo premio.”
Luego agrega, “Pero sigan solo el que les he dado. ¡No miren al mapa de nadie más!”
Emprenden el viaje en grupo con ansiosas expectativas. Al principio el camino es fácil, a lo largo de una senda conocida. Durante la marcha, hablan y se ríen, disfrutando del compañerismo y la promesa del tesoro.
Luego de un rato, algunos de los estudiantes se aburren con el paisaje monótono, y deciden tomar lo que parece un atajo. Algunos de ellos no fueron vistos nuevamente. Después de un tiempo se ve regresar a los otros, cansados y desilusionados. Estos viajeros errantes descubren que deben regresar al punto en que se desviaron de su mapa.
También otro grupo se impacienta con la ruta lenta que les fue dada, y piensan, “Parece que mi vecino tiene un sendero mejor, más fácil. Voy a espiar su mapa y seguirlo.” Pero cuando comienzan a seguir el camino del otro, los lleva a un callejón sin salida, o a un precipicio en un acantilado alto. Ellos, también, deben retroceder sobre sus pasos hasta el lugar donde se desviaron.
Pero hay un tercer grupo, ellos piensan, “Voy a seguir el camino que me dio mi maestro, aunque parezca lento y el paisaje no varíe.”
Los que son impacientes y buscaban un camino más rápido comienzan a burlarse de ellos: “¿No pueden pensar por ustedes mismos? ¡Nuestro maestro ni siquiera tiene un GPS! ¡Sus formas son obsoletas!”
“No importa,” responden los que son pacientes. “Voy a seguir el camino que me fue dado. Nuestro maestro tiene el mejor GPS—‘La Estrella Polar de Dios.
A medida que los estudiantes continúan hacia el tesoro, las líneas en sus mapas se vuelven más suaves, hasta que son casi invisibles. El campo ahora es extraño y desconocido. Se intranquilizan.
Algunos dicen, “He llegado tan lejos, pero no sé cómo seguir. Me voy a quedar aquí, y tal vez con el tiempo me llegue la guía.”
Otros piden indicaciones a extraños que se encuentran a lo largo del camino, y regresan a un territorio conocido.
Pero un grupo pequeño llama interiormente a su maestro, “Te he convertido en la estrella polar de mi vida. Aunque mi camino esté oscuro, y mis estrellas se han ido, permíteme encontrar mi camino por medio de tu misericordia.” Las líneas en sus mapas misteriosamente comienzan a reaparecer, y ahora están trazadas en oro.
Finalmente, a medida que este puñado de estudiantes se aproxima al final de su búsqueda, una nube oscura los envuelve. Para su sorpresa, ¡su mapa ahora está completamente en blanco!
“Maestro,” lloran afligidos, “Estoy perdido y asustado. ¿Por qué me has abandonado tan cerca del tesoro?”
En la oscuridad escuchan su voz que dice, “Para los que piensen que estoy cerca, estaré cerca. Ve a tu interior y siente mi guía.”
En el silencio interior, los estudiantes ven una hermosa luz dorada en sus frentes. En ella aparece un campo azul radiante con una estrella blanca plateada en el medio, llamándolos para que avancen.
Se dan cuenta de que esta última etapa de su viaje no se recorre por senderos externos, sino a través del paisaje interior de la consciencia. Los pocos fieles dejan que sus mapas caigan de sus manos, y escuchan la voz de su maestro diciendo, “Entrégame todo lo que eres, o sabes, o tienes.”
Con devoción y confianza, se entregan completamente, y se dan cuenta de que el tesoro que estaban buscando nunca estuvo fuera de ellos. Siempre estuvo adentro, esperando ese momento de entregarse totalmente a su maestro, su amigo divino, su gurú.
Tomados de la mano, el gurú y el discípulo avanzan a través de la estrella plateada hacia el tesoro interior que estaban buscando: su hogar eterno en el reino de Dios.
En amistad divina,
Nayaswami Devi
La vida es una peregrinación: La meta es encontrar a Dios (Spanish Edition)
by Jyotish y Devi
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