Swami Kriyananda estaba sentado con sus ojos cerrados y una sonrisa feliz en su rostro mientras escuchaba una pieza musical de Wolfgang Amadeus Mozart. Una vez que terminó, Swamiji comentó tranquilamente, “Mozart era un artista consumado. Nunca comprometió la integridad por la espectacularidad.”

Reflexioné durante un tiempo en las palabras de Swamiji, tratando de entender su sutileza y profundidad. Finalmente llegué a la conclusión de que lo que quiso decir era que Mozart nunca siguió el camino algo trillado de “tocar para la multitud” para lograr popularidad o éxito. En vez de eso, eligió expresar en su música honestidad personal, así como también una verdad y belleza atemporal. Esto es lo que toca el corazón de cada oyente sensible, y por qué las composiciones de Mozart son todavía tan ampliamente apreciadas cientos de años después.

Esta misma integridad se puede encontrar a su vez en la propia música y escritos de Swami Kriyananda. Él una vez dijo que nunca entrometió ni una sola nota musical, o una sola palabra en sus libros, que no fuese absolutamente sincera. Qué pensamiento poderoso. ¡Y qué guía espiritual para nuestra propia vida!

Porque nosotros también debemos convertirnos en “artistas consumados” en cualquiera que sea el rol que Dios nos ha dado, un rol determinado por las lecciones kármicas que necesitamos aprender.  El príncipe o la persona que hace estampados, la estrella de rock o el mampostero—a los ojos de Dios ningún papel es más importante que otro. Lo que es importante es vivir con tanta sinceridad e integridad personal como sea posible. Intenta reemplazar el pensamiento, “¿Esto me dará aceptación, elogios, o popularidad?” con “¿Esto complace a Dios y a mi propio Ser superior?”

Cada día presentará sus propios desafíos y dificultades. Apártate de la lucha diaria, y escucha interiormente la guía interior de Dios. Los detalles pueden variar, pero la esencia invariablemente será: Se fiel a ti mismo. Busca complacerme a Mí en todas las cosas. Encuentra la dicha en cada situación, incluso en los aparentes reveses. Acepta todo lo que viene con una sensación de propósito y equilibrio.

Por último, recuerda esta oración de Paramhansa Yogananda: “Amado Padre, me doy cuenta de que el elogio no me hace para nada mejor, ni la culpa peor. Yo soy lo que soy ante mi consciencia y ante Ti. Yo seguiré adelante, haciendo el bien a todos y buscando siempre complacerte a Ti, porque así encontraré mi única y verdadera felicidad.”

En amistad divina,

Nayaswami Devi

AnandaEspanol.org

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