El niño tenía probablemente ocho años. Lo vimos solamente por un momento, mientras conducíamos por una calle muy transitada de cuatro vías, volviendo del centro de Ananda en Noida hacia nuestro ashram en Gurgaon. Con automóviles, motocicletas y rikshaws zumbando en ambas direcciones, el chico estaba colgando la lavandería de su familia en la barandilla de metal situado en la división central entre las vías.

De alguna forma su actitud (alegre, energética y servicial) me llamó la atención. Supusimos que su familia vivía en la “cabaña” de toldo que se encontraba en la tierra al lado de la carretera. Para él, este pedacito de tierra era su hogar, las vías con su tráfico incesante eran su patio, y la división central su tendedero. Todo podría desaparecer en un momento, pero por el presente, esta era su realidad fija.

El estar en India siempre ha tenido una cualidad indescriptible y fascinante para mí, como si hubiera una realidad profunda escondida justo por debajo de la superficie que pudiera revelarse en cualquier momento. La mejor manera que tengo de explicarlo es la revelación de una intemporalidad en cada momento presente, lo eterno en lo efímero.

El poeta William Blake lo expresó así:

Para ver el mundo en un grano de arena,
Y el Cielo en una flor silvestre,
Abarca el infinito en la palma de tu mano

Y la eternidad en una hora.

Poseída de una profunda comprensión y sabiduría que viene de tiempos antiguos, la filosofía de la India nos ha enseñado que este mundo es sólo una ilusión, circunscrita por los conceptos mentales de tiempo y espacio. Los grandes santos nos han enseñado a buscar la única realidad duradera, que es la presencia de Dios dentro de nuestra alma – para que la naturaleza infinita de Dios pueda ser expresada en nuestra propia finitud.

durgaAlgunas de las formas en que Dios es adorado aquí reflejan este conocimiento. Recientemente fue celebrada la fiesta de Durga Puja. (Durga representa a la Madre Divina en su rol de Protectora y Destructora del mal.) Durante esta celebración, que dura muchos días, hermosas estatuas gigantes de la diosa son adoradas. Su presencia es invocada de muchas maneras: se La adorna con guirlandas, se cantan kirtans en Su honor, se performan aratis para Ella.

Al final de las celebraciones, Sus estatuas son llevadas a un río, sumergidas, y disueltas para que vuelvan a perder su forma. Aquello que era eterno había tomado una forma y ahora ha regresado, nuevamente, a la eternidad.

Esto es parte de la sabiduría que la India nos imparte: el saber que aunque nuestras vidas duran un breve periodo de tiempo, la naturaleza de nuestra alma es eterna y puede ser experimentada en todo momento. Como lo ha descrito Swami Kriyananda, deberíamos intentar vivir en el “Ahora Eterno.”

Con amor en Dios y Gurú,
Nayaswami Devi

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