Recientemente leí un artículo de una profesora de danza que nos da un consejo sorprendentemente útil acerca de cómo lidiar con los desafíos de la vida. La instructora, Jan Erkert, escribió: “Como bailarina, estudio estados físicos de la energía. En un ejercicio que hago a menudo con mis estudiantes, un bailarín debe quedarse quieto mientras otros le lanzan todo su peso como fútbol americano sin protección. La mayoría se desploma en el piso en uno o dos golpes. Pero una mujer a la que enseñaba una vez pudo hacerlo. Ella medía un metro y medio y pesaba 40 kilos, y sin embargo cuando los bailarines se arrojaban contra ella, ellos rebotaban inmediatamente. Ella sabía algo que ellos no. La calma es engañosa. Desde afuera, parece quieta. Pero dentro del cuerpo, no lo es. Cada vez que era golpeada, ella recalibraba y ajustaba su peso. Era sutil y fácil de perder de vista la habilidad asombrosa [involucrada]. La calma no es la falta de energía, sino más bien energía fluida detenida.”

Encontré fascinante su descripción y, como dije, extremadamente útil para lidiar con los golpes kármicos corporales. La cadena de causa y efecto que ponemos en movimiento nosotros mismos habitualmente requiere algo de tiempo para volver a nosotros. Así, nos enfrentaremos a situaciones que tiene el potencial de afectarnos, pero todavía no se han manifestado completamente. Y luego están esas pruebas que ya están sobre nosotros, y requieren de nuestra respuesta inmediata.

Para lidiar con golpes potenciales, recordemos el ejemplo de la bailarina y practiquemos el arte de los micro-ajustes interiores. Observa las trampas habituales en las que caes, y mantente preparado para recalibrar tus reacciones, tus actitudes, pensamientos, o palabras antes de ser atrapado.

¿Reaccionas a menudo a ciertos desafíos con enojo, o juzgando? ¿Culpando a otros, o auto justificándote? Cuando sientas una situación kármica recurrente yendo hacia ti, haz los ajustes mentales o conductuales necesarios mientras todavía eres libre de hacerlo. Cuanto antes puedas hacer auto ajustes al principio del proceso, menos poder tendrá el karma sobre ti. Atrápate a ti mismo antes de que explotes, o condenes a los demás. Controla tu energía y regresa a un estado de equilibrio. Con el tiempo te encontrarás más libre de ese karma en particular.

Cuando ya te encuentras en medio de una gran prueba, todavía puedes aplicar el mismo principio. En la Biblia, Jesucristo declara: “Les digo, que no resistan el mal; al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.” Sus palabras son tomadas generalmente como un consejo para ser pasivo y arrepentido frente a la agresión. Pero Yoganandaji da una interpretación muy distinta: Cristo está hablando acerca de la ley del karma. Si te está viniendo un golpe, no te tenses y resistas, sino piensa, “¡Que venga!” Dale la bienvenida y responde como la bailarina centrada que veía a sus atacantes rebotar en ella. Todo se reduce a mantenerse centrado en el calmo ojo de cualquier tormenta kármica.

En Susurros de la Eternidad, Yoganandaji escribió: “A través de todas las pruebas, cualquiera sea su naturaleza, podemos mantener nuestro equilibrio y transitar las experiencias más desagradables con nuestra paz y gozo interior inafectados, si nos mantenemos interiormente calmos. Aprende a contemplar cualquier cosa que te suceda con la certeza de que nada puede afectarte en tu verdadero Ser interior: tu alma.”

Para parafrasear a la profesora de danza, la calma no es la falta de energía: es aprender a controlar tus reacciones y el flujo de la energía interior. Cuando llega el mal karma, y lo hará inevitablemente hasta que seamos almas libres, no dejes que te arroje al suelo.

Por medio de la práctica regular de la meditación (pulse aquí para ver el enlace en inglés), nos volvemos más absortos en la calma de la naturaleza de nuestra alma. Aprende a vivir en esa calma, y mantén tu equilibrio en todas las circunstancias. Entonces te encontrarás bailando elegantemente a través de la vida de la mano de tu compañero invisible, Dios.

Con gozo,

Nayaswami Devi

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