El grupo de treinta personas se separó en pares, riendo mientras comenzaban a jugar “Cámara,” uno de los juegos de Compartiendo la Naturaleza (pulse aquí para ver el enlace en inglés)  de Bharat Cornell. Era la última tarde de un curso de tres días que estamos desarrollando, “Viviendo el Gita,” el cual será la base del nuevo Instituto Yogananda que se creará en Delhi.

Luego de dos días y medio de aprender acerca de la explicación de Yogananda del Gita y cómo puede ser aplicada a la vida diaria, el grupo necesitó un poco de relajación y diversión. Nuestro maestro ayudante, el Dr. Aditya, llevó a todos afuera a un bonito jardín frente al centro de Ananda Gurgaon (pulse aquí para ver el enlace en inglés), donde se está llevando a cabo el programa.

Allí les explicó el juego: una persona del par sería la “cámara,” y la otra el “camarógrafo.” El camarógrafo cubriría los ojos de la cámara y lo guiaría con “el obturador cerrado” hacia una imagen para ser fotografiada. Podía ser una bella flor, una rama caída, un enjambre de insectos, la luz del sol sobre el rocío—lo que el camarógrafo eligiese.

“Cámara” es una actividad de Compartiendo la Naturaleza.

Cuando la cámara estaba en posición, el camarógrafo descubría los ojos de la cámara por cinco segundos, y le dejaba hacer foco en la imagen que tuviese delante. Luego de que se tomaron varias “fotos” diferentes de esta manera, la pareja cambiaba los roles, y la “cámara” se convertía en el “camarógrafo.” Un juego para niños aparentemente simple, pero lo que la gente compartió después acerca de sus experiencias fue extraordinario.

Prácticamente todos hablaron acerca del desafío inicial de ser guiados con los ojos tapados por alguien que no conocían. Al principio estaban aprehensivos, pero gradualmente comenzaron a confiar en que estaban seguros, y a disfrutar de ser guiados por un terreno desconocido. Cuando sus ojos eran descubiertos y veían la imagen delante de ellos, dijeron que era como si estuviesen viendo algo conocido por primera vez, pero con más claridad y consciencia.

Lo que compartió una mujer fue especialmente hermoso. La llamaremos “Meera” para mantener su privacidad. La mayor parte de la primera mañana del curso, ella se sentó en la primera fila y se veía más bien cerrada, con los brazos cruzados y una expresión escéptica en su rostro.

Durante el descanso para tomar té de la primera tarde, conversamos un poco y ella se comenzó a relajar. Meera era una ingeniera de software y dirigía su propio negocio, que era exitoso. Admitiendo que cuando comenzó el curso ella estaba con la guardia alta, ahora lo estaba disfrutando, y también la interacción con los demás. Ella se abrió cada vez más durante los dos días siguientes, y claramente estaba recibiendo mucho de la experiencia.

Luego jugamos el juego de la cámara. Cuando luego pedimos a la gente que compartiese sus reacciones, ella fue la primera en ponerse de pie. “Al principio me sentí muy incómoda, sin poder ver o saber a dónde estaba yendo,” compartió Meera con entusiasmo. “Luego me comencé a relajar, y a disfrutar del proceso. Comencé a sentirme nuevamente como una niña, y que mi madre me estaba cuidando. Me sentía tan amada y protegida, acariciada por manos amables. Cuando mi compañero abrió mis ojos, lo que vi fue una flor—del tipo con las que jugaba cuando era niña. Solíamos doblar los pétalos y hacer botones con ellos. Para mí el juego me llevó de vuelta a la apertura y confianza que conocía de niña, pero que he perdido a lo largo del camino. Espero no olvidarlo nunca.”

Meera se veía algo distinta al final de los tres días: estaba más relajada, abierta, cálida y contenta.

Jesucristo dijo, “Dejen que los niños vengan a mí, porque de ellos es el reino de los cielos.” Cuanto más traigamos la apertura, fe y confianza de un niño a nuestra relación con Dios, más cerca de Él nos sentiremos.

Nuestro amado gurú, Paramhansa Yogananda, dijo, “No seas formal con Dios. Juega con Él. Hazle bromas si quieres. Regáñalo si sientes hacerlo—aunque siempre con amor. Recuerda, Él es tuyo. Él es el Más Cercano de los cercanos, el Más Querido de los queridos. Él está más cerca de ti que los mismísimos pensamientos con los cuales Le rezas.”

Con amor al niño que hay en cada uno de nosotros,
Nayaswami Devi

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *