Hay un chiste que me gusta compartir sobre un viajero que se hallaba perdido en un campo desconocido. Afortunadamente, vio a un viejo granjero parado a un lado de la carretera inspeccionando sus campos.

Acercándose al anciano, el viajero perdido preguntó, “Disculpe. ¿Conoce el camino al Pueblo de los Listos?”

El lacónico granjero hizo una pausa por un momento, y luego respondió, “Bueno, cuando llegues a la bifurcación en la carretera, gira a la izquierda… No, eso no va a funcionar.” Comenzó nuevamente, “Sigue derecho hasta llegar al puente… No, eso tampoco va a funcionar.”

Finalmente, encogiendo los hombros, concluyó, “Ya sabes, no puedes llegar desde aquí.”

Esta pequeña historia en realidad tiene algunas conclusiones espirituales. Recientemente tuvimos un satsang con amigos en India acerca del tema “Cómo Encontrar Más Gozo en la Vida Diaria (pulse aquí para ver el video en inglés).” Mientras pensaba acerca del tema, me di cuenta de que eso era una contradicción en los términos. No puedes encontrar más gozo en la vida diaria, porque en realidad no hay ningún gozo verdadero allí.

“Siempre Estoy Contigo,” por Nayaswami Jyotish.

Los sabios de todas las religiones nos dicen que este mundo no es real en sí mismo. Es el sueño de Dios, maya, o ilusión, creado por la interacción de dualidades: luz y sombra, alegría y tristeza, dolor y placer, nacimiento y muerte.

Tratar de encontrar gozo en este mundo siempre cambiante es como tratar de congelar en el tiempo los movimientos del vuelo de un ave. Lo constante es el cambio. Un día todo estará yendo bien para ti, y pensarás que eso durará para siempre. Sin embargo, al día siguiente todo cambia para peor, y no entiendes que sucedió.

En verdad, tiene que ser de esta manera, porque al final las olas alternantes de la dualidad se equilibran en cero. Esta es la naturaleza de la vida diaria. Por eso buscar la felicidad verdadera y duradera en las experiencias externas es una tarea imposible: “No puedes llegar desde aquí.”

Pero esto no quiere decir que la vida carezca irremediablemente de satisfacción o gozo. ¡Todo lo contrario! El mensaje de los maestros espirituales de todas las religiones es de esperanza, y mucho más: Es una promesa de que el gozo de Dios es la única realidad, y que puede y debe encontrarse dentro de uno mismo.

El secreto es buscar el gozo no en nuestra vida diaria, sino a través de ella. En otras palabras, trata de ver la presencia oculta de Dios debajo de las interminables olas de las experiencias cambiantes. Durante los buenos tiempos, trata de sentir el gozo de Dios brillando bajo la superficie; durante las dificultades, ve la sonrisa de Dios alentándote a seguir.

Paramhansa Yogananda lo dijo en una forma muy hermosa en una de sus oraciones-demandas en Susurros de la Eternidad (pulse aquí para ver el enlace en inglés): “Oh Padre, contémplame a través de los poros del cielo. Sonríeme a través de las estrellas titilantes. Fortaléceme a través del sol: calma mis sentimientos a través de la luna. Acaríciame a través de la brisa. Ámame a través de mi amor. Palpita en mi a través de mi corazón. Respira Tu inmortalidad a través de este marco mortal mío. Habla a través de mi voz. Ayuda a los demás a través de mis manos. Usa mi mente para inspirarlos. Respira a través de mi aliento. Porque dentro de esta frágil   viola solo Tú puedes cantar Tu canción completa y eterna.”

Dios es el gozo siempre renovado que estamos buscando a través de todas las experiencias de la vida. A diferencia del viejo granjero, los verdaderos maestros espirituales nos enseñan el camino para encontrarlo a Él, y nos dicen: “Tú puedes llegar allí.”

Con gozo,

Nayaswami Devi

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