The Land Beyond My DreamsAl comienzo de  mi búsqueda espiritual, Swami Kriyananda estaba tratando de ayudarme a equilibrar la tendencia a ser excesivamente racional. Él, pacientemente me explicó lo que tenía que hacer, y yo dije: “Entiendo.” Él respondió amablemente pero con firmeza: “No me preocupa si entiendes o no, lo que quiero es que cambies.”

Nunca olvidé ese consejo, que ilustra un error cometido por muchos. No tenemos que entender algo para cambiarlo, así como no es necesario entender la electricidad para poder cambiar una bombilla. De hecho, el análisis de situaciones suele ser un mecanismo de defensa que el ego usa para protegerse de los cambios que son necesarios.

La búsqueda del conocimiento es importante; es útil en el plano material y puede otorgarnos un diploma o un trabajo. Pero, como buscadores de la verdad, estamos tratando de trascender este plano, y para nosotros el reino de la razón es demasiado restrictivo. Un globo de aire caliente puede elevarnos por encima de las colinas, pero no nos puede llevar a las estrellas.

Las personas que son demasiado racionales pueden en realidad obstaculizar su crecimiento espiritual. Ellos pueden sufrir del complejo “Zenón.” Zenón fue un filósofo griego que planteó esta paradoja: Para que una flecha dé en la diana, debe liberarse del arco e ir hacia la meta. Pero, en el instante más diminuto de tiempo, la flecha se encuentra congelada e inmovilizada. Si la flecha no se mueve en cada instante – y el tiempo está enteramente compuesto de instantes – entonces el movimiento es imposible. He conocido personas que pasan tanto tiempo analizando las cosas, que, si no están congelados en el tiempo, almenos gatean lenta y tímidamente por la vida, volviéndose secos y olvidándose de disfrutar del aquí y ahora.

Lo que realmente necesitamos no es comprensión mental, sino sabiduría, lo que implica la unión de la mente y el corazón. Normalmente, la sabiduría crece poco a poco, cuando la mente aprende a discriminar, y el corazón se expande a través del amor y se suaviza por medio del dolor. Un camino más corto para llegar a la sabiduría se puede encontrar mediante la concentración profunda en el ojo espiritual, la meditación en silencio, y por medio de sintonizarse con un  gurú auténtico y sabio.

A veces debemos poner el pensamiento a un lado y dejar que la actividad se convierta en nuestro maestro. Suami Kriyananda me animó a pintar porque, como él mismo dijo, “Esto ayudará a desarrollar tu intuición.” Sabía que al liberar el flujo creativo me elevaría sobre el desierto seco de un intelecto hiperactivo.

Así como una serpiente debe deshacerse de su piel vieja, nosotros crecemos al desechar viejas autodefiniciones. Ya poseemos aquello que buscamos: hemos sido uno con Dios desde el primer aliento de la creación. No necesitamos aprender algo con el fin de conocerle, sino sólo recordar y tomar consciencia de lo que realmente somos. Abre tu corazón a Él, y Él vendrá. Cuando calmamos el tumulto de pensamientos y los remolinos de la emoción, es cuando podemos oír Sus susurros. En esta búsqueda eterna, la comprensión está sobrevalorada.

En amistad divina,
Nayasuami Jyotish