“Todo fluye.”

“Este mundo está en un estado de cambio constante.”

A través de las eras, las almas iluminadas han compartido con nosotros estas verdades recogidas a partir de su propia realización. Pero aún así creemos, o al menos tenemos la esperanza, de que el gatito juguetón nunca se va a convertir en un gato perezoso; que la vitalidad y dinamismo de nuestra juventud nunca van a desvanecerse; o que nunca enfrentaremos el debilitamiento o la muerte causados por los estragos del tiempo.

Sin embargo, en algún recoveco de nuestra consciencia sabemos que los cambios de la vida son inevitables, y nos angustiamos por el hecho de que las cosas no se mantienen en la forma que queremos. Hace pocos días una amiga mía en Ananda Village compartió una historia inspiradora acerca de la forma en la que ella enfrentó al cambio en su vida.

Ella y su esposo están a punto de dejar lo que estuvieron haciendo durante muchos años—el entrenamiento y apoyo a los nuevos residentes de la comunidad—y yo la estaba felicitando por el maravilloso trabajo que han hecho. De repente, me miró atentamente y preguntó, “¿Recuerdas cómo comenzamos a trabajar con la gente nueva? Tú nos preguntaste si estaríamos interesados en hacerlo, y yo te respondí que lo pensaría. Pero interiormente estaba pensando, ‘En este momento estoy teniendo algunos retos con mi salud, y realmente no siento ganas de tomar un trabajo nuevo. Además, me gusta lo que estoy haciendo, y no quiero cambiar. No, no voy a aceptar este puesto.’

“Más tarde, ese mismo día, como idea adicional agregué la oración, ‘Dios, realmente no quiero hacer esto, pero si es lo correcto, ¡entonces Tú tendrás que cambiarme!’ Y lo dejé así.

“Unos días después, mientras meditaba, me envolvió una ola de profunda paz, y dije en voz alta con total convicción, ‘¡Puedo hacer este trabajo!’ Aceptamos, y por los siguientes dieciocho años, amé cada minuto de él—desde sacar la basura hasta limpiar las habitaciones.”

How to Deal with Change in the Best Way, teachings of Paramhansa Yogananda Sister GyanamataEse día pensé acerca de su historia, y luego me di cuenta de cuan cerca sus palabras hicieron eco a los pensamientos de Gyanamata, la santa discípula de Paramhansa Yogananda. Gyanamata escribió en una carta, “Ya entrada la tarde, me encontraba arrodillada rezando en la capilla—estaba penando en algo que estaba llegando a mi vida que me llenaba de temor. Sabía que no era la voluntad de Dios que yo fuese salvada de esa experiencia. Incluso en ese momento se estaba acercando hacia mí. De repente Dios me dijo la oración a la cual Él iba a escuchar, y dije rápidamente: ‘No cambies ninguna circunstancia de mi vida. Cámbiame a mí.’ Mi oración fue respondida instantáneamente. Fui cambiada.”

Entonces, ¿cuál es la mejor manera de lidiar con el cambio? Sigue el ejemplo de los sabios: abandona el miedo a un futuro desconocido. No te resistas o alejes del cambio, o reces para que las circunstancias sean diferentes. En vez de eso, trata de aceptar el único cambio que es duradero: la transformación personal. Una vez que esto se convierte en nuestro objetivo, podemos pararnos con estabilidad en las arenas movedizas del tiempo, y encontrar el propósito y el gozo detrás de la voluntad de Dios en nuestra vida.

Tu amiga en Dios,

Nayaswami Devi

AnandaEspanol.org