Recientemente honramos, con un satsang de celebración, el 75 aniversario de la publicación de Autobiografía de un Yogui de Paramhansa Yogananda. Se me pidió que hablara sobre uno de mis capítulos favoritos de ese libro asombroso, “Una Experiencia de Consciencia Cósmica.”

Para mí, como para tantos otros que he conocido, la Autobiografía cambió mi vida (pulsa aquí para ver el video en inglés). Había estado buscando durante toda mi vida un sentido y comprensión de las posibilidades de la consciencia. Mis estudios universitarios en psicología no respondieron mis preguntas, ni la ciencia en general, ni, al menos para mí, la religión. Perdí las esperanzas de encontrar respuestas hasta que alguien me sugirió que leyese la gran obra de Yogananda. No es exagerado decir que leer el libro, y ese capítulo en particular, no solo cambió mi vida, sino que moldeó todo mi futuro.

Mientras me preparaba para mi charla, hice algo que la mayoría de nosotros rara vez hacemos: no solo leí ese capítulo, sino que lo estudié, pensé y medité en él. Me sorprendieron las percepciones que fluyeron y la profundidad de enseñanza que contiene. Esas pocas páginas realmente resumen toda la evolución espiritual. Uno de los puntos más importantes fue lo transformador que fue para Yogananda sentir el amor incondicional de su gurú.

El capítulo comienza con Yogananda regresando avergonzado después de haber dejado el ashram para buscar a Dios en el Himalaya. Sri Yukteswar lo aceptó nuevamente, no con una reprimenda, sino con el amor incondicional del gurú por su amado discípulo. “Me envolvió una ola de gozo,” escribió Yogananda. “Era consciente de que el Señor, en la forma de mi gurú, estaba expandiendo el pequeño fervor de mi corazón hasta el alcance sin límites del amor cósmico.”

Ese corazón expandido lo preparó para la experiencia de la consciencia cósmica que vendría unos días después. Mientras leía el capítulo, tuve una nueva comprensión de los pasos necesarios para experimentar samadhi (pulsa aquí para ver el enlace en inglés).

Primero, debe haber un anhelo profundo y permanente de unión con Dios. Incluso siendo un niño, Yogananda buscó santos y experiencias espirituales.

Lo siguiente, debe haber una práctica intensa de meditación y otras técnicas espirituales. Como ha explicado Yogananda, esto prepara nuestro sistema nervioso para el tremendo flujo de energía que viene con la Autorrealización del Ser (pulsa aquí para ver el video en inglés). Si no estamos preparados, ese poder quemaría nuestros nervios y cerebro.

Luego, lo más importante, nuestros corazones necesitan expandirse para contener al menos una pequeña copa de la vastedad infinita del Amor Divino.

Es divertido y confuso ver cómo la experiencia real llegó a Mukunda (el nombre de Yogananda en su infancia). Uno asume que ese estado llega como la culminación de una meditación larga y cada vez más profunda, como sucedió con el Buda. Pero no para Yogananda:

Algunos días más tarde por la mañana me dirigí a la sala vacía del Maestro. Proyectaba meditar, pero mi loable propósito no era compartido por mis desobedientes pensamientos. Se desbandaban como pájaros ante un cazador.

“¡Mukunda!”. La voz de Sri Yukteswar se oyó desde un balcón distante.

Sentí que mis pensamientos se rebelaban. “El maestro está siempre exhortándome a que medite”, murmuré para mí mismo. “No debería molestarme cuando sabe que he venido a su habitación”. Me llamó de nuevo; permanecí obstinadamente silencioso. La tercera vez su tono sonó a reprimenda.

“¡Ya sé cómo estás meditando!” gritó mi gurú, “¡con la mente dispersa como hojas en una tormenta! Ven aquí”.

[Yogananda, avergonzado de nuevo, fue al lado de su gurú.] “Pobre muchacho, las montañas no pudieron darte lo que deseabas… Los deseos de tu corazón deben ser satisfechos” …

Golpeó levemente mi pecho por encima del corazón.

Y luego siguió la experiencia de la consciencia cósmica que satisfizo el anhelo de su vida, cambió la mía, y comenzó una revolución espiritual mundial.

Este capítulo es muy reconfortante. Como Yogananda regresando avergonzado a su gurú, muchos luchan con el sentimiento de que han decepcionado a Dios, que nuestras meditaciones no son lo suficientemente profundas, o que no hemos prestado un servicio adecuado. Pero el Señor, como demostró Sri Yukteswar, no tiene más que amor incondicional por nosotros. Cuando podamos aceptar eso, el pequeño fervor de nuestro corazón comenzará a expandirse hacia los confines incompresibles del amor cósmico.

Con amor y gozo,

Nayaswami Jyotish

P.D.: Puedes ver mi charla más larga acerca de este capítulo aquí.

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